Veo en tus ojos,
tan negros como el azabache,
una oscuridad que proviene de la noche,
una profundidad sin dueña
ni algún reproche.
Tu cabello negro
acaricio entre mis dedos,
en él tengo el recuerdo,
de volver a verlo
y acariciar su bello color negro.
El viento lo hizo volar
para mi atención reclamar,
y el sol, tus ojos hizo brillar,
para que en ellos, me pudiese reflejar.
Siento cada día
tus cabellos y tus ojos
en mis manos vivir,
siento a tus ojos llorar
y a tu cabello morir,
porque a mi lado quieres vivir.
Debes saber,
que tus ojos me volverán a ver
que tus cabellos mis manos volverán a sentir
y en mis brazos,
tu cuerpo querrá volver a latir.
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