Cuán presencia de eterno galán
que asemeja a los clavos de un castigado,
cuánto arrepentimiento corre por las venas
de tal hombre incierto.
Cómo ganarle una partida al perdón,
con el inocente ya muerto.
Bien cierto es,
que el daño por amor es un triste dolor,
como el de un hijo al partir
o el de una madre al morir.
Un sentimiento contradictorio,
que asemeja a las espinas de una rosa,
que tienta al sentirse hermosa,
que brilla y se hace la eterna diosa.
Hombre bandido, que fue sufrido,
verdugo de su propio orgullo.
Alma que está arrepentida ,
¿cómo negarle tal huída?.
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