El día de tu llegada,
mi rostro se iluminó
como la mirada de una niña.
La ilusión me volvió a vencer
y dejé mi amor de nuevo florecer.
Aquel día soñé,
que por fin, te volvería a tener,
entre mis brazos, entre mis labios,
con tu voz aquí, acurrucada en mi oído,
porque a pesar de que te habías ido,
jamás caíste en el olvido,
tan sólo en un agujero escondido,
del que podías salir
con un mínimo suspiro.
Ahora que te has ido,
que no te has quedado conmigo,
lloro cada noche tu ausencia,
la desaparición de tu aliento
y la muerte de tu falso sentimiento.
Ahora que sola me has dejado,
mi corazón de luz,
ya jamás será radiado.
Mi alma al cielo irá,
sin un minuto más a tu lado.
Muy bueno.. te felicito.
ResponderEliminar