Has llegado como una brisa marina,
suave y frágil
y en mi corazón te has quedado.
Has sido dueño del engaño,
tan sólo por no hacerme daño,
por ser cómplice de haberme enamorado.
Has sido mi mejor engaño,
pues si no fuese por ti,
nunca me habría dado cuenta,
de que el amor, volvería a existir.
Eres cómplice del viento,
él tus besos me trae,
a él le encargas que me enamore,
que sea tu dulce y fiel niña
que un día suplicó por verte ante ella,
por ver, que eres su única estrella.
Eres el brillo del lucero,
el hombre...que yo más quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario