jueves, 16 de septiembre de 2010

Entre lágrimas

Vi un rostro angelical.

Entre sus ríos de agua,
nacía un amor en calma.

Entre sollozos de silencio,
yo te rezaba en mi templo
y entre flores de algodón,
invadías mi frágil corazón.

En el tiento de tus manos,
florecía un jardín de pensamientos.

En el roce de tu recuerdo,
anhelo tus besos lentos
y el simple juego,
de tu alma de fuego.

Allí donde mora tu esencia,
te impoloro que guardes mi presencia.

Que encierres mi fragancia,
que olvides la venganza.

Que vengas a mí.

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