Comencé a amarte con osadía,
robándote lo que yo también sentía.
Mientras un ángel nos cuidaba,
su flecha de amor nos seguía
y un nuevo amor merecía.
Conseguí tu amor incondicional
y tu corazón robar
sin mirar atrás
sabiendo que sólo a ti podría amar.
Me atreví a serte fiel
y a no dejarte caer,
a besar cada mañana tu piel
y a ver tu felicidad florecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario