Cada noche, entras en mi mente
como un sueño que cada día crece.
Por cada estrella que pasa
iluminando ese cielo,
recuerdo el brillo de tu piel
y tu mirada fiel.
Alma viva que permanece dentro de mí
me ilumina el rostro
desde el mismo día que te vi
en el momento en que por ti florecí.
Senderos difíciles
llegaron a mí
ese día que la pasión por ti descubrí,
por tu lejanía,
por tu gran osadía.
Ante mi, demostraste claridad
y el camino se volvió blanco
como un ángel volando,
como aquella brisa marina
que toda la vida nos sigue abrigando.
Vuelve a mí
no hay mayor amor que el gran amor
la verdadera esencia del sentir
la única razón por la cuál vivir.
No hay mayor amor
que el que tú me das
ni mayor caricia
que no mirar atrás.
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