miércoles, 28 de abril de 2010

La ira de osa...

La tormenta llegó a mi morada
como un hálito del suspiro de una bella enamorada...
Noches pasaron con rayos
y truenos que me recordaron
a aquellos que me envenenaron,
de esencia pura, de maldad cubierta con alma de bondad,
de lágrimas rotas que se evaporan
cuando los ojos lloran.
Tormentas de arena he pasado,
y a una ira de Dios, he retornado, enfurecida...
Sacando toda ira impura de aquel que me mira,
rogando a Dios que olvide toda su ira
y me deje liberarme de todo mal que de mi , no se libra.

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