Fuertes prisiones guardan al Cristo
venerado en el lugar más sagrado.
Alto poder, emana de su frente
deseando lindezas a sus mejores fieles,
derrochando ríos de bondad
y sacando las iras de maldad.
Seres nacidos y finados cuidando de un cartel ,
colgado en su pecho, haciendo de Él,
un cristo que ha luchado
y que a su paso muchos lo han dejado.
Ahora, solo queda su esencia ,
su recuerdo y su inmenso sueño,
esperando a seguir con su recuerdo,
a través de un simple verso,
sin ser dueño de tal intenso sueño.
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