En el cielo reina la luz eterna,
la cual penetra en mi ventana,
aquella la más alejada.
Sombras nublan la fachada
de aquel cristal sin agua,
de aquella mirada
que se oculta llegando al alba.
Un rayo que llega a mi alcoba
y un amor que demora.
Un cristal oscuro que ves brillar,
y un destino incierto que no verás jamás.
Quizá me mires a través del sol.
quizá me escuches reír,
o tal vez me sientas feliz.
Mientras muero en este lecho vacío,
tálamo de lujuria vespertina,
fuente de luz y oscuridad divina.
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