Siendo la luz de la mañana

Siendo la luz de la mañana,
despertaste la lluvia que caía por mi ventana.

Lágrimas representando tu pureza,
rompen mis cristales antes de que el cielo oscurezca,
de que las estrellas envidien tu luz intensa.

Me acerqué al mar,
escuché tu susurro en la brisa
y una ola que me envolvía en un abrazo.

Quieta ante tu presencia,
mirando al cielo clamando tu esencia,
grité como una sirena de tez bella:
un te quiero al viento,
una lágrima al desierto
y un beso muerto
que al ver su sonrisa
despertó todo lo que llevaba dentro.

Dejé ir mi vida

Dejé ir mi vida
en un lejano destino.
Dejé de soñar un día
por todo aquello que creía.

Viejos amores presenciaron,
un sueño eterno
y un fuego amargo.

Dulces sueños volaron,
siempre por ver tu rostro
por creer que todavía,
ese amor era nuestro.

Pasa el tiempo y todavía te pienso

Pasa el tiempo y todavía te pienso,
el reloj marca la hora
y tu piel me abandona.

Miro la aguja pasar,
miro tus ojos brillar,
en ese cielo que jamás podré alcanzar.

Miro a aquella mariposa...
se acerca a tu piel como una diosa,
te ronda enamorada,
como yo aquel día al alba.

Un castillo de arena,
una flor de olor a canela,
un suspiro más,
una palabra...
y un rincón donde llevarte mi alma.